La figura de un productor es clave en cualquier proyecto musical, ya sea en el mundo discográfico, en la televisión, el cine o la publicidad. Es quien dirige el trabajo de músicos, técnicos y arreglistas para dar forma a una idea y convertirla en una realidad. Sus conocimientos abarcan la comunicación, la industria, la organización, la música y las herramientas tecnológicas.
Con el boom de la informática y de los ordenadores, el músico se convierte en “autoproductor”, ya sea para maquetar una idea musical que luego pueda grabarse en un estudio profesional o con el propósito de obtener un resultado final de calidad desde su propia casa, combinando, en general, instrumentos reales con instrumentos virtuales.